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La Tríada Hermética: Creación, Preservación y Transformación

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Un Ciclo Eterno en el Camino de la Sabiduría Esotérica

En los antiguos textos de la sabiduría hermética se encuentra una enseñanza que, aunque sencilla en apariencia, guarda en su núcleo la clave para entender el funcionamiento del universo: la tríada de creación, preservación y transformación. Esta tríada no es simplemente un concepto filosófico; es un ciclo eterno que subyace en cada aspecto de la existencia, desde las estrellas que brillan en los cielos hasta las más pequeñas acciones de nuestra vida cotidiana.

Creación: El Primer Soplo Divino
En el principio, todo es creado. Desde el acto de manifestación de lo divino en el cosmos hasta la chispa que enciende nuestras ideas, la creación es el origen de todo lo que existe. Los textos herméticos nos enseñan que “todo es mente” y que, a través del Principio de Mentalismo, somos participantes activos en este proceso. Así como el Gran Arquitecto proyectó el universo desde el vacío, cada uno de nosotros es un creador en su propio microcosmos.

Reflexiona, querido lector: ¿qué estás creando en este momento de tu vida? ¿Qué pensamientos, qué intenciones, qué acciones estás sembrando en el fértil terreno del universo? La creación no es únicamente la chispa inicial de algo nuevo; es también un acto de conexión con lo divino, un recordatorio de que llevamos en nosotros mismos el poder de dar vida a nuestros sueños y aspiraciones.

Preservación: La Danza del Equilibrio
Una vez que algo ha sido creado, surge la necesidad de preservarlo. En este segundo paso de la tríada, encontramos la clave para mantener el equilibrio y la armonía. En el hermetismo, esto se relaciona profundamente con el Principio de Ritmo: todo tiene sus ciclos, sus fases de expansión y contracción, y el arte de la preservación es navegar estas corrientes sin perder el centro.

En nuestras prácticas esotéricas, la preservación toma muchas formas. Es el cuidado de nuestra energía espiritual, el mantenimiento de nuestros espacios sagrados, y el trabajo constante para alimentar las relaciones, los proyectos y las intenciones que hemos creado. Pero no olvides, buscador de la verdad, que preservar no significa aferrarse; significa sostener con sabiduría lo que ha sido creado, permitiéndole crecer y evolucionar.

Transformación: El Fuego que Purifica
Nada en el universo permanece estático. Todo lo que ha sido creado y preservado eventualmente debe transformarse. Esta es la ley inmutable del cambio, un recordatorio de que incluso lo más sólido y duradero está sujeto a la metamorfosis. Los alquimistas lo entendieron bien: el objetivo último no es acumular riqueza o conocimientos, sino transmutar lo burdo en lo sublime, lo plomo en oro, lo humano en divino.

En la transformación, encontramos tanto el desafío como la liberación. Es aquí donde enfrentamos nuestras mayores resistencias, nuestros miedos a lo desconocido, y al mismo tiempo, es donde descubrimos la libertad de abrazar lo nuevo. Este proceso, aunque a menudo doloroso, es la esencia misma del crecimiento espiritual.

Un Ciclo Sin Fin: La Danza de los Tres
Lo más profundo de esta tríada es su naturaleza cíclica. La creación lleva a la preservación, y la preservación, eventualmente, a la transformación, que a su vez prepara el terreno para una nueva creación. Así como la serpiente Ouroboros se devora a sí misma en un ciclo eterno, también nuestras vidas están entrelazadas con este ritmo universal.

En mi caminar como practicante del hermetismo, he visto cómo este ciclo se manifiesta en cada aspecto de la existencia. He observado cómo las estrellas nacen, brillan y se apagan, dejando tras de sí los elementos que darán vida a nuevas constelaciones. He contemplado cómo las enseñanzas herméticas se preservan a través de los siglos, adaptándose y transformándose para llegar a cada nueva generación. Y, querido lector, he sentido en mi propia alma el fuego de la transformación, ese fuego que quema lo viejo para dar lugar a lo nuevo.


Hoy te invito a reflexionar sobre la tríada en tu propia vida. Pregúntate:

  • ¿Qué estás creando?
  • ¿Qué estás preservando?
  • ¿Qué necesitas transformar para seguir creciendo?

No temas al cambio, porque en la transformación encontrarás el sendero hacia la verdadera sabiduría. Recuerda que este ciclo no es solo una enseñanza abstracta; es una herramienta práctica que puedes aplicar en tu vida diaria. Al honrar la creación, la preservación y la transformación, te alineas con las fuerzas universales y descubres tu papel como co-creador del gran misterio que es la vida.

Camina con sabiduría y deja que esta tríada guíe tu sendero. Porque, al final, todo lo que somos y todo lo que hacemos no es más que una danza eterna entre la creación, la preservación y la transformación.

Hermes Trismegisto susurra a quienes escuchan: “Así como es arriba, es abajo; y así como es adentro, es afuera.” Que esta enseñanza viva en tu corazón mientras recorres el camino del conocimiento.

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