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La Falsa Creencia del Mal Absoluto

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Una Perspectiva Esotérica

En el mundo del esoterismo, uno de los conceptos más malinterpretados es la idea de que el mal absoluto existe. Desde un punto de vista esotérico, esta noción no solo es errónea, sino que contradice los principios fundamentales del universo dualista en el que habitamos. A través de un análisis profundo de las enseñanzas esotéricas y las reflexiones de diversos practicantes, podemos desentrañar la complejidad de la dualidad entre el bien y el mal, comprendiendo que ninguno de estos polos existe en su forma pura o absoluta.

La Naturaleza Dual del Universo

El esoterismo enseña que el universo está regido por la dualidad, un principio que sostiene que todos los aspectos de la realidad se manifiestan en pares opuestos: luz y oscuridad, masculino y femenino, espíritu y materia, bien y mal. Esta dualidad no es una simple división en blanco y negro, sino una danza entre fuerzas complementarias que se entrelazan y se equilibran entre sí.

El concepto de dualidad se refleja en la famosa frase hermética “Como es arriba, es abajo; como es adentro, es afuera”. Esto implica que lo que sucede en los planos superiores (espirituales) tiene su reflejo en los planos inferiores (materiales), y viceversa. El bien y el mal, por lo tanto, no son absolutos sino relativos, interdependientes y necesarios para la existencia misma del cosmos.

El Mal Absoluto: Una Contradicción Esotérica

La idea del mal absoluto sugiere la existencia de una fuerza puramente negativa, sin ningún atisbo de bondad o redención. Sin embargo, desde una perspectiva esotérica, esta concepción es imposible. Si el mal fuese absoluto, sería una fuerza que destruye completamente, sin permitir la existencia de ninguna forma de bien, ni siquiera en los niveles más sutiles. Esto no solo es incompatible con la idea de dualidad, sino que también va en contra de la estructura misma del universo.

Diversos textos esotéricos, incluyendo las enseñanzas de la Cábala, el Taoísmo y el Hermetismo, sugieren que dentro de toda fuerza negativa existe una semilla de positivismo y viceversa. Este principio se simboliza perfectamente en el Yin y Yang, donde cada uno contiene un punto del otro, señalando la interdependencia entre estas fuerzas opuestas.

Practicantes del Esoterismo que Refuerzan la Dualidad

Varios practicantes y filósofos esotéricos han abordado la dualidad del bien y el mal, destacando la imposibilidad de que cualquiera de estos polos exista de manera absoluta.

1. Eliphas Lévi y la Balanza de las Fuerzas

Eliphas Lévi, uno de los ocultistas más influyentes del siglo XIX, enseñó que la magia y la alquimia se basan en el equilibrio de fuerzas opuestas. Según Lévi, toda manifestación del mal en el mundo es un desequilibrio temporal que eventualmente debe corregirse, restaurando la armonía universal. Para Lévi, el mal no es una fuerza independiente, sino una distorsión de la energía que debe ser realineada.

2. Carl Jung y la Sombra

El psicólogo y místico Carl Jung introdujo el concepto de la “Sombra”, refiriéndose a los aspectos reprimidos y desconocidos de la psique humana. Jung argumentaba que negar la existencia del mal dentro de nosotros solo lo fortalece. Para Jung, el verdadero crecimiento espiritual y psicológico implica la integración de la Sombra, reconociendo y aceptando las partes “oscuras” de nuestra personalidad, que en última instancia, tienen un propósito en el desarrollo integral del ser.

3. Dion Fortune y la Polaridad Esotérica

Dion Fortune, una influyente ocultista británica, discutió extensamente sobre la polaridad en sus escritos. Ella afirmó que tanto el bien como el mal son necesarios para el crecimiento espiritual, y que el mal absoluto es una ilusión creada por la mente humana que no puede comprender la complejidad de la creación. Fortune enseñó que la espiritualidad auténtica busca equilibrar y armonizar estas fuerzas dentro de uno mismo.

El Bien en el Mal y el Mal en el Bien

La dualidad no significa que el bien y el mal se encuentren en un constante conflicto, sino que coexisten y se transforman uno en el otro. Dentro de una acción percibida como maligna puede residir una intención positiva, y dentro de una acción aparentemente benigna puede ocultarse un motivo oscuro. Este entrelazamiento es esencial para la comprensión esotérica de la realidad.

Por ejemplo, un acto de destrucción, visto superficialmente como malvado, puede ser necesario para permitir el renacimiento o la transformación, como lo ilustra el mito del Fénix. De manera similar, un acto de bondad mal ejecutado puede resultar en consecuencias negativas. Este reconocimiento de la complejidad moral y espiritual es fundamental para el camino esotérico.

El Camino del Equilibrio

El esoterismo enseña que el verdadero objetivo del crecimiento espiritual no es la identificación con el bien absoluto, sino el logro de un equilibrio dinámico entre las fuerzas opuestas. Este equilibrio es lo que permite la evolución y la ascensión a niveles superiores de conciencia.

El Tarot, un sistema esotérico que encapsula gran parte de la sabiduría hermética, ilustra este concepto en la carta de “La Templanza”, que representa la armonización de las fuerzas opuestas. La figura en la carta vierte agua de un cáliz a otro, simbolizando la mezcla y el equilibrio de energías, sin privilegiar ni demonizar ninguna de ellas.

La Ilusión del Absoluto

La creencia en el mal absoluto es una simplificación que ignora la naturaleza profunda y compleja del universo dualista. En el esoterismo, el mal y el bien no son realidades fijas ni absolutas, sino aspectos de una misma energía que se manifiesta de diferentes maneras según el contexto y el equilibrio de fuerzas. Reconocer esta verdad es crucial para el crecimiento espiritual, ya que permite al individuo trascender la polarización y encontrar la unidad en la diversidad.

En última instancia, el viaje esotérico es uno de integración, donde las aparentes contradicciones se reconcilian y se revela la verdad subyacente de la unidad en la dualidad.

Fuentes:

  • Lévi, Eliphas. Dogma y Ritual de la Alta Magia.
  • Jung, Carl. Psicología y Alquimia.
  • Fortune, Dion. La Cábala Mística.
  • Bardon, Franz. El Camino del Adepto.

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