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LA ALQUIMIA

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” Per aspera at astra”
Hacia las estrellas a través de las dificultades.

La Alquimia nació a partir de las observaciones y experimentaciones de los antiguos hombres, y les ayudó a dar un salto en el conocimiento y comprensión de su entorno, de la naturaleza y de su propia naturaleza, buscando el método para transformar el plomo de nuestras debilidades humanas en oro.
Pero, ¿ que es la Alquimia ?
Si la abordamos desde un concepto histórico, se considera una protociencia, pero si iniciamos desde su perspectiva mística y ocultista es todo un sistema de símbolos y enigmas que tiene lugar en nuestro universo mental y se activa desde el fuego sagrado del Verdadero Ser.
Esta Alquimia entendida a nivel psíquico y psicológico, como el último siglo lo desarrolla, la transforma el psicólogo Carl Gustav Jung.

El propósito de la Alquimia no es hacer algo de la nada, sino fertilizar y nutrir la semilla que ya está presente.
No es la obtención de riquezas lo que motiva al alquimista, sino la ayuda que puede prestar a los otros reinos evolutivos de la naturaleza a través de las transmutaciones, sin olvidar la suya propia.

Las fases de la Obra corresponden a las etapas de la Iniciación.
Conseguir la Piedra Filosofal es el objetivo y fin del alquimista.
La virtud oculta de nuestra piedra, es nuestra alma viscosa (se adhiere a todo), gloriosa y celestial, a la que por medio de nuestro magisterio, se extrae de su yacimiento (el cuerpo del hombre).
En términos herméticos la Materia Prima es el sujeto sobre el que se realiza la Obra, la ciencia alquímica.
La Materia Prima contiene todas las cualidades y propiedades de las cosas elementales, está en todas las cosas y todas las cosas están en ella, y es una y similar en todo el Universo.
La montaña en que se encuentra la Materia Prima es el cuerpo humano, así pues el alquimista, trabajando con los tres elementos de esta materia, logra la Piedra Filosofal.

Los tres principios fundamentales de la Alquimia; mercurio, azufre y sal, no deben ser confundidos con las sustancias químicas que llevan estos mismos nombres, se deben entender como fuerzas arquetípicas que se manifiestan de manera física y dan forma al mundo material que conocemos.
La Alquimia no es una ciencia de la trascendencia, sino la espiritualización de la materia.

Estos tres principios corresponden al Espíritu o la conciencia (azufre), al Alma o la mente (mercurio) y al Cuerpo físico (sal).
Todo lo que percibimos en el mundo físico contiene estos tres principios, y por tanto dentro de la visión alquímica todo tiene cuerpo, todo tiene mente, y todo tiene conciencia.
Todo está vivo.

El Azufre es el principio masculino, activo, símbolo del Espíritu Voluntad, su símbolo es el Sol.
El Azufre congelado es el entendimiento, que contiene el Oro del Espíritu en potencia.
Tiene que diluirse en el Mercurio (Alma) para convertirse en el fermento de la vida, capaz de transmutar otros metales. Es lo espiritual de las cosas, y determina la calcinación del proceso alquímico.

El Mercurio es el principio femenino, pasivo, símbolo del Alma y sus facultades plásticas.
Desempeña el papel de elemento disolvente y vivificador.
Es la sustancia que fluye en toda las formas psíquicas del pensamiento, su símbolo es el Unicornio.

La Sal, es el eslabón de unión entre el Azufre y el Mercurio. La Materia Prima. Aparece en tres formas, rutilante, blanca y roja.

El Alkaest es el disolvente universal, capaz de disolver todos los metales.

Las partes constituyentes de la Materia Prima son los Elementos.
Tierra como materia densa, elemento etéreo -físico.
Agua, vitalidad o energía, elemento pránico.
Aire, deseos y sensaciones, elemento astral, la psique.
Fuego, razón y pensamiento, elemento mental, apoya a los otros.

Hacemos una comparación por medio de la espagiria, que es la rama de la Alquimia que se centra en la preparación de medicinas para cuerpo, mente y alma, para entender este proceso alquímico.
Álvaro Ramiro, quien mantiene viva la práctica de la espagiria hasta hoy día, describe así su arte.

” Cuando en espagiria trabajamos con un vegetal este está coagulado o se está coagulando, intentando expresar su espíritu a través de la materia en una forma vegetal.
El espagirista, en la elaboración del remedio incita en el vegetal el ritmo del “solve et coagula”, solve para llevarlo a su perfección, separando, purificando y uniendo otra vez.
Para elaborar un remedio debe disolver la materia procurando que no se pierda el Espíritu, debe separar las diferentes partes que la componen: su azufre, su mercurio y su sal.
En este sentido, la planta es Osiris, y el espagirista, como Seth, debe separar sus miembros, para después de su purificación, ahora como Isis, recomponer los tres miembros elementales, eliminando las impurezas, lo grosero, para que el vegetal se transmute en remedio donde pueda expresar su Espíritu.
El espagirista debe saber fijar el Espíritu de la planta y despertarlo, para que el remedio sea un remedio Vivo.

” Si tomo la muerte en mi vida, la reconozco y afronto directamente, me liberaré de la ansiedad de la muerte y de la mezquindad de la vida, y solo entonces seré libre para convertirme en mí mismo”

      Martin Heidegger.

Investigación de Mercedes.

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